Curiosidad: El abuelo del Guasón
(Sacado del artículo de: "El diario Tal Cual")
El Guasón de mi historia es el supervillano de la serie Batman; su abuelo fue José Martí. Me refiero, en efecto, a José Julián Martí y Pérez, el llamado Apóstol de la independencia y del republicanismo cubano
Por: Ibsen Martínez
1. Trabajo desde hace ya algún tiempo en una pieza teatral cuyo título provisional ese que ayuda al escritor no perder el foco, aunque no sea el título definitivo es El abuelo del guasón.
El Guasón de mi historia es el supervillano de la serie Batman; su abuelo fue José Martí. Me refiero, en efecto, a José Julián Martí y Pérez, el llamado Apóstol de la independencia y del republicanismo cubano, el mismo autor de los Versos Sencillos, La Edad de oro y del siempre estremecedor poema Dos patrias, cuyo primer verso reza: "Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche..."
De manera que quien, en últimas, da nombre a mi proyectada pieza es César Romero, el extraordinariamente versátil actor de cine, estadounidense de origen cubano, que en los años sesenta encarnó con memorable éxito al "primer" guasón en la serie televisiva.
Me doy cuenta de cuán fachendoso y de mal gusto, de cuán presuntuoso puede resultar eso de andar contándole a la gente lo que uno está escribiendo o tratando de escribir.
Pero ocurre, queridos lectores, que mencionar esta "obra en proceso" ha sido la única manera de poder echar a andar este artículo.
El abuelo del guasón es quizá, de todas las que, bien o mal, he intentado, la pieza que por más tiempo ha colonizado mi imaginación desde el día de 1989 en que mi amiga María Beatriz Medina me habló por vez primera de un libro cuyo autor es el crítico peruano José Miguel Oviedo .
El libro de Oviedo aborda sin melindres el tema de las relaciones íntimas de José Martí con la esposa de quien le brindara cobijo durante su exilio en Nueva York, en 1880.
De esos amores nació una hija, a todas luces adulterina, la bella María Mantilla, quien andando el tiempo sería la mamá de César Romero, el primigenio guasón de la serie Batman. Este último siempre se mostró orgulloso de su parentesco en línea directa con José Martí.
2. La pensión de los Mantilla en Nueva York acogía a exilados cubanos, patriotas todos que luchaban contra la dominación española. Nueva York fue, como es sabido, la "base de operaciones" de Martí durante los últimos quince años de su vertiginosa vida.
Hay un elemento patético en el triángulo que trazan los Mantilla y Martí, casi desde que el poeta y revolucionario llega a vivir en la pensión, y es que el cabeza de familia, don Manuel Mantilla, está muy enfermo: moriría pocos años más tarde.
De hecho, don Manuel, antiguo torcedor de tabaco, está inválido y su esposa y madre de sus tres hijos, doña Carmen Miyares de Mantilla, ha tenido que hacerse cargo de la muy golpeada economía familiar. De allí la pensión, ocupación muy propia de exilados pobres.
Es en estas circunstancias en la que se inicia la relación amorosa de Martí y Carmita, como era llamada por todos sus muchos amigos la señora Miyares.
Carmita Miyares tenía, por cierto, ancestro venezolano por el lado de una familia Paoli que imagino oriental, y vivió en nuestro país hasta la edad de doce años.
A su llegada a Nueva York, la vida conyugal de Martí con su esposa, Carmen Zayas-Bazán, madre de José Francisco, su único hijo, estaba ya "en etapa terminal".
Es, justamente, durante los primeros tiempos de esa estancia Estados Unidos, cuando la esposa, hastiada ya de la vida incierta y sobresaltada de revolucionario trashumante que lleva y le da su esposo, rompe definitivamente con él, acude al consulado español en Nueva York y logra un documento que le permite abandonar a su marido y regresar Cuba con el pequeño sin la autorización expresa de Martí.
El fracaso conyugal y, sobre todo, la separación de su hijo amantísimo a quien, más tarde, Martí dedicaría las hermosas páginas de la Edad de oro, una de las mejores revistas para niños jamás escritas, sumieron en la depresión al poeta.
Su hijo es el "Ismaelillo" a quien está dedicada esa obra seriada. En esa sazón anímica conoce y se enamora de otra Carmen: la señora Mantilla.
3. Ha sido este, sin duda, uno los episodios de la vida íntima de Martí que con más denuedo han querido obviar o velar o deformar sus hagiógrafos. Muchos historiadores han pasado ante él de puntillas y con el índice sobre los labios, como si a estas alturas no supiesen todos los cubanos que Martí fue el abuelo del guasón de la serie Batman.
Por: Ibsen Martínez
1. Trabajo desde hace ya algún tiempo en una pieza teatral cuyo título provisional ese que ayuda al escritor no perder el foco, aunque no sea el título definitivo es El abuelo del guasón.
El Guasón de mi historia es el supervillano de la serie Batman; su abuelo fue José Martí. Me refiero, en efecto, a José Julián Martí y Pérez, el llamado Apóstol de la independencia y del republicanismo cubano, el mismo autor de los Versos Sencillos, La Edad de oro y del siempre estremecedor poema Dos patrias, cuyo primer verso reza: "Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche..."
De manera que quien, en últimas, da nombre a mi proyectada pieza es César Romero, el extraordinariamente versátil actor de cine, estadounidense de origen cubano, que en los años sesenta encarnó con memorable éxito al "primer" guasón en la serie televisiva.
Me doy cuenta de cuán fachendoso y de mal gusto, de cuán presuntuoso puede resultar eso de andar contándole a la gente lo que uno está escribiendo o tratando de escribir.
Pero ocurre, queridos lectores, que mencionar esta "obra en proceso" ha sido la única manera de poder echar a andar este artículo.
El abuelo del guasón es quizá, de todas las que, bien o mal, he intentado, la pieza que por más tiempo ha colonizado mi imaginación desde el día de 1989 en que mi amiga María Beatriz Medina me habló por vez primera de un libro cuyo autor es el crítico peruano José Miguel Oviedo .
El libro de Oviedo aborda sin melindres el tema de las relaciones íntimas de José Martí con la esposa de quien le brindara cobijo durante su exilio en Nueva York, en 1880.
De esos amores nació una hija, a todas luces adulterina, la bella María Mantilla, quien andando el tiempo sería la mamá de César Romero, el primigenio guasón de la serie Batman. Este último siempre se mostró orgulloso de su parentesco en línea directa con José Martí.
2. La pensión de los Mantilla en Nueva York acogía a exilados cubanos, patriotas todos que luchaban contra la dominación española. Nueva York fue, como es sabido, la "base de operaciones" de Martí durante los últimos quince años de su vertiginosa vida.
Hay un elemento patético en el triángulo que trazan los Mantilla y Martí, casi desde que el poeta y revolucionario llega a vivir en la pensión, y es que el cabeza de familia, don Manuel Mantilla, está muy enfermo: moriría pocos años más tarde.
De hecho, don Manuel, antiguo torcedor de tabaco, está inválido y su esposa y madre de sus tres hijos, doña Carmen Miyares de Mantilla, ha tenido que hacerse cargo de la muy golpeada economía familiar. De allí la pensión, ocupación muy propia de exilados pobres.
Es en estas circunstancias en la que se inicia la relación amorosa de Martí y Carmita, como era llamada por todos sus muchos amigos la señora Miyares.
Carmita Miyares tenía, por cierto, ancestro venezolano por el lado de una familia Paoli que imagino oriental, y vivió en nuestro país hasta la edad de doce años.
A su llegada a Nueva York, la vida conyugal de Martí con su esposa, Carmen Zayas-Bazán, madre de José Francisco, su único hijo, estaba ya "en etapa terminal".
Es, justamente, durante los primeros tiempos de esa estancia Estados Unidos, cuando la esposa, hastiada ya de la vida incierta y sobresaltada de revolucionario trashumante que lleva y le da su esposo, rompe definitivamente con él, acude al consulado español en Nueva York y logra un documento que le permite abandonar a su marido y regresar Cuba con el pequeño sin la autorización expresa de Martí.
El fracaso conyugal y, sobre todo, la separación de su hijo amantísimo a quien, más tarde, Martí dedicaría las hermosas páginas de la Edad de oro, una de las mejores revistas para niños jamás escritas, sumieron en la depresión al poeta.
Su hijo es el "Ismaelillo" a quien está dedicada esa obra seriada. En esa sazón anímica conoce y se enamora de otra Carmen: la señora Mantilla.
3. Ha sido este, sin duda, uno los episodios de la vida íntima de Martí que con más denuedo han querido obviar o velar o deformar sus hagiógrafos. Muchos historiadores han pasado ante él de puntillas y con el índice sobre los labios, como si a estas alturas no supiesen todos los cubanos que Martí fue el abuelo del guasón de la serie Batman.
Saludos!!
Diegol y Eduardo Carlos.
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