Y es que, aunque muchos puedan pensar lo contrario tras ver la factura técnica de la película, estamos ante una cinta genuinamente europea, pero con forma de thriller oscuro centrado en una investigación, lo que nos lleva a pensar en un modelo norteamericano que brilló en los 90, en películas como El silencio de los corderos o Seven. Por tanto, Los hombres que no amaban a las mujeres no aporta muchas cosas que no hayamos visto ya. Se trata de una peripecia tan larga como distraída, que acaba conduciendo a una serie de finales más o menos sorprendentes. Es hasta cierto punto reconfortante ver una película así, pero no es menos cierto que pocos minutos después de la proyección, ya nos hemos olvidado de ella.
Sin embargo, hay que tratar de buscar algo más entre esas líneas que actualmente devoran millones de personas de todo el mundo. Y efectivamente lo hay. Las críticas de Stieg Larsson al pasado y presente de su propio país son el trasfondo que justifica sus historias. En la adaptación cinematorgráfica ese aspecto queda desdibujado, ya que prefieren centrarse principalmente en el desarrollo de la investigación, y de forma más subsidiaria en la relación entre los dos protagonistas. Y si alguien espera hallar el “toque Bergman” que se suele asociar a toda producción sueca, en este caso no lo encontrará (salvo en la presencia de un par de actrices veteranas que trabajaron con el genial realizador).
Lo que sí encontrará es uno de los personajes femeninos más llamativos de los últimos tiempos. Lisbeth Salander es definitivamente una gran creación, alguien capaz de conectar con el público a pesar de la escasa moralidad que tienen en ocasiones sus actos, por no hablar de que su comportamiento resultará incomprensiblemente moderno para algunos. La elección de Noomi Rapace para encarnarla ha resultado bastante acertada. Junto a tan carismática compañera, el pobre Mikael Blomkvist queda reducido en la película a una presencia algo escueta, sin mucho que aportar. Pero nada de eso importa, ya que Los hombres que no amaban a las mujeres hará felices a los que conocen el libro, e incluso puede que sume a nuevos afiliados para la causa. La misión está más que cumplida.
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